Mi hijo Albert cumplirá tres años en octubre, así que este año le toca empezar la escuela. Como muchos otros padres, Mireia y yo llevamos las últimas semanas dándole vueltas al tema. Buscando información sobre diferentes escuelas y métodos educativos, hemos encontrado este pequeño cuento que nos ha gustado. Lo siento, pero no sé de quién es.
Otro día, la maestra dijo: -«Hoy vamos a trabajar con plastilina». «Bien» -pensó él, y podía hacer todo tipo de cosas con plastilina: serpientes, muñecos de nieve, elefantes de rabitos, autos y camiones. Comenzó a apretar y amasar la bola de plastilina.
Pero la maestra dijo:- «¡Esperen, no es hora de comenzar!» Y él, esperó hasta que todos estuvieran preparados. «Ahora -dijo la maestra- nosotros vamos a hacer una serpiente». «Bien», pensó el niño. A él le gustaba hacer serpientes. Y comenzó a hacer unas de diferentes tamaños y formas. Pero la maestra dijo: «¡Esperen, yo les mostraré como hacer una serpiente larga!». Ahora pueden comenzar. El niño miró la serpiente de la maestra, entonces miró la suya, y a él le gustaba más la suya que la de la maestra, pero no reveló esto. Simplemente amasó la plastilina en una gran bola, e hizo una gran serpiente como la de la maestra.
Así, y luego, el niño aprendió a esperar, y a observar y a hacer las cosas como las de la maestra. Y luego no hacía las cosas por sí mismo.
Sucedió que el niño y su familia se mudaron a otra casa, en otra ciudad, y el niño tuvo que ir a otra escuela. Esa escuela era mucho más grande que la primera, tenía puerta afuera, pero para llegar a su aula, el niño tenía que subir unos escalones y seguir por un corredor largo.
Y justamente el primer día que estaba allí, la maestra dijo:- «Hoy vamos a hacer un dibujo». Bien, pensó el niño, y esperó que la maestra le dijera qué hacer. Pero ella no dijo nada, apenas andaba por el aula. Cuando se acercó al niño, ella dijo:
-¿Tú no quieres dibujar?
-Sí -dijo el niño- pero ¿qué vamos a hacer?
-Yo no lo sé hasta que tú no lo hagas- dijo la maestra.
-¿Cómo lo haré?- preguntó el niño.
-¿Por qué?- dijo la maestra -De la manera que quieras.
-¿Y de cualquier color?- preguntó él.
-De cualquier color- dijo la maestra; -si todos usasen los mismos colores e hicieran los mismos dibujos, ¿cómo se podría saber quién hizo que y cual sería de quien?
– No sé.- dijo el niño,
y comenzó a hacer una flor roja con el tallo verde.
5 respuestas a «Un Pequeño Cuento sobre la Educación en las Escuelas»
Muy linda la historia si q te hace reflexionar para darse cuenta las cosas q estas haceciendo mal y enmendarlas
Sí, Ana, a mi también me gustó mucho. Sin duda hacer reflexionar sobre lo que estamos haciendo en las escuelas.
Excelente cuento, y a mucha gente mayor le sigue pasando todavía
Lo mismo, necesitan guías, gurus, directores, entrenadores, dirigen
Tes, quien les indique por donde caminar y que hacer, pues solos
No son capaces de atreverse a ser sus propios maestros.
Hoy he descubierto tu blog y me encanta! estoy feliz de haberlo encontrado. Mil gracias!
Muchas gracias Vanessa. Yo también estoy muy feliz de que nos hayamos encontrado! Bienvenida!